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- Nostalgia -

23 jun 2013


















He viajado al Velerín, una pequeña barriada a las afueras de Estepona, prácticamente todos los años desde mis primeros meses de vida. La casa de mis abuelos ha sido mi segundo hogar y allí he disfrutado de mi familia tanto que los mejores momentos que conserva mi memoria son los de mis vacaciones con ellos.
Nos hemos ido haciendo mayores y muchas cosas han cambiado, pero lo que continúa igual a pesar del tiempo que pasa sin perdonarnos, son los rincones de la casa, la luz de mañanas y tardes que se cuela en las habitaciones, los sonidos inconfundibles del mar y el campo, y los olores a leña quemada en invierno y a brisa marina en verano.
No existen palabras para describir la emoción que experimento cuando en mi viaje desde Basauri por fin veo el mar aparecer en el horizonte, asomando al final de la carretera a la vez que el sol se pone tras la sierra. Pero si hay algo que de verdad no puedo expresar, ni con palabras ni con imágenes, es lo que siento cuando llega el momento de bajarnos del coche para saludar y abrazar a aquellos que siempre nos esperan y  nos han esperado allí año tras año.

FOTOGRAFÍA: LauraDG

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